La cena de hoy es triste, triste. Es un "voy a hacerme un sandwich pero no quiero". Yo les llamo pizzas de pobre, pero en realidad podrían llamarse pizzas de gilipollas. La receta -si es que esto es una receta- la aprendí en la página de
Torbe. Eso explica la delicia que estáis contemplando.
La manera de prepararla es más fácil que de costumbre.
- Se untan con tomate frito las rebanadas de pan de molde que te apetezca comer.
- Se le pone una loncha (mejor un taco) de jamón dulce encima.
- Y lo más importante, un trozo de queso.
Se pone en la parrilla del horno lo más baja posible y se deja hasta que el queso se funda y el pan se ponga crujiente.

La verdad es que al menos te quita el hambre, pero desengáñate. Ni sabe a pizza, ni a tostadas, ni a nada medianamente comestible. Tened en cuenta que le gusta a
Torbe y eso hace aguas a cualquier argumento positivo para este plato. Para colmo el pan por debajo se tuesta, pero la parte del tomate se queda blanda y comerlo es un suplicio, ya que te quedas con el pan en la mano y el jamón entre los dientes. Lo malo es que es fácil prepararlo y lo que se necesita es lo único que nunca falta en casa.
Al menos tenía kiwis de poste...